Aurelio y Justino no pueden quedarse de brazos cruzados ante la expansión de las políticas totalitarias que tanto les recuerdan a tiempos ya vividos. Ellos, junto con algunos compañeros de la residencia de ancianos, pondrán en marcha un plan.
La obra comienza, a modo de ritual, con el encendido de las lámparas que delimitan el espacio de actuación. Los actores entran y salen de los personajes a la vista del público, estableciendo así puentes entre pasado y presente, ficción y realidad, la lucha de los personajes y el temor de los actores.
Con una cuidada puesta en escena donde el trabajo actoral, el uso de la palabra y la propia historia son las protagonistas, hemos creado una pieza estéticamente bella y delicada que nos invita, no solo al entretenimiento, sino también a la reflexión.