Gualicho está contado desde la perspectiva de la mujer y la evolución del rol invisibilizado que ha cumplido esta dentro de la sociedad. Una búsqueda sobre su identidad y genealogía en relación a cómo fueron nombradas según su función en el mundo, sus rasgos físicos o su posición social/vital: machi, india, indígena, criolla, negra, piba, mina. Es también un homenaje -personal y cultural- a compositoras, musicólogas e investigadoras que recogieron testimonio fonográfico/visual de la tradición andina de Argentina y Chile: Isabel Aretz, Violeta Parra, Leda Balladares y otras.
Una propuesta que apunta a la experiencia, la memoria del territorio y la tradición. Simbólicamente alude a la conexión con la tierra y la naturaleza, la comunión entre las personas y su entorno, el misterio y la fe.