Laia Molins con su claqué y Jofre Fité con su piano se unen para crear una experiencia sensorial única. Se convierten en dos interlocutores que, a través del ritmo y la melodía, dialogan, se inspiran y se enriquecen mutuamente en una conversación artística que va más allá de las palabras.
La improvisación es el corazón de esta propuesta, permitiendo que cada actuación sea única e irrepetible. A medida que el piano genera atmósferas variadas, desde la sutileza más delicada hasta la fuerza más vibrante, el tap dance de Laia Molins responde con energía, precisión y una gran sensibilidad rítmica. Esta interacción crea un diálogo rico y profundo, donde la música y la danza se convierten en una sola voz, capaz de transportar al público a través de diversas emociones y paisajes imaginarios.