No fue fácil resumir en poco más de una hora en un escenario y con siete actores. Pedro Pomares, tenor-actor-director-guionista de larga experiencia se las ingenió para sintetizar y simplificar la historia para que no perdiera la fuerza de lo esencial.Un argumento que fluctúa y el espectáculo escénico mantiene su fuerza y su pleno colorido. Hay espectáculo y hay unos magníficos cantantes-actores manteniéndolo en constante interactuación con el público. Además, hay licitas licencias convirtiendo el espectáculo por momentos en recital cantado y bailado del rico folklore mexicano.
Sin duda alguna uno de los mejores logros son el decorado permanente en toda la obra, con el altar a la izquierda y el mausoleo ostentoso de Ernesto de la Cruz,