“Hoy va a ser un gran día”, piensa Andrea. Hoy tiene una entrevista de trabajo para un buen empleo, en una buena empresa, en un buen sector profesional. Una oportunidad que no puede dejar escapar. Allá va, hacia su destino, un futuro sin apreturas económicas que le permitirá cumplir las expectativas de su abuela muerta, sostener económicamente a su madre, e irse por fin a vivir con Diego, su novio desde hace veinte años. Posiblemente hoy sea un gran día para Andrea, pero ella todavía no imagina por qué.
La historia de Andrea es un pretexto para hablar de otras cosas, entre ellas: la herencia del silencio y la sumisión, la cosificación de los cuerpos, los techos de cristal, las dificultades de conciliación y la necesidad de rebelión ante la marginación que todo ello provoca.