A Pastora María Pavón Cruz la historia la conocerá como “la Niña de los Peines”, por aquellos tangos que popularizó: “Péinate tú con mis peines, que mis peines son de azúcar”, pero en la intimidad de quienes tienen devoción por su obra, seguirá siendo en nuestra memoria Pastora.
Con más de un siglo de distancia, la jovencísima cantaora palaciega Reyes Carrasco la recuerda por bulerías, por tangos y por seguiriyas, con la ilusión de la niña que juega con su voz, con la humildad de quién mira al pasado como fuente de aprendizaje y de inspiración.
Como quien abre por primera vez las páginas de un viejo libro, Reyes Carrasco, emprende esta senda siguiendo el eco de las más grandes voces del cante, buscando sus propios pasos en el viejo camino del arte flamenco.