El argumento nos traslada a una realidad distópica, en la que una mujer ha sido recluida desde su niñez, obligada a aprender un Ikigai impuesto y no vocacional, “ser una mujer transmisora de arte en todos sus
sentidos”.
Mediante las técnicas de la danza y el circo se tratará de expresar la rebelión contra lo impuesto, las etapas de la vida y la vuelta a lo más primitivo, teniendo como hilo conductor las estaciones.