Tememos al deseo y tememos no desear. Confundimos lo deseante
con lo descontrolado y el vacío con la falta de deseo.
Agotadas, pedimos auxilio porque estamos faltas de falta; sufrimos
carencia de quietud y de nada.
Impulso, raíz, motus, deseo, energía que acciona.
Hablamos de la energía del deseo como motor de la vida, como
constructo plástico, moldeable, según se lo estimule.
Hablamos de la energía que produce el desear algo, de la activación que nos hace ‘hacer’, producir, consumir.
Buscamos las fugas, las posibles deserciones, las tomas de poder en lo mínimo, las tomas de poder en lo básico, en el ritmo vital.