A Hero y Leandro no les estaba permitido amarse, pues ella era sacerdotisa de Afrodita. A pesar de ello, cada noche Leandro atravesaba a nado el estrecho de Sestos, guiado por una lámpara que ella dejaba prendida en su torre. Así, los dos amantes se gozaban en secreto. En la obra sobre el monarca inglés Eduardo II escrita por Christopher Marlowe en 1592, Gaveston asegura al rey que, como Leandro, cruzaría los mares a nado para volver a verlo. Su regreso del exilio ha desatado la ira de los nobles y de las autoridades eclesiásticas. Todos ellos, con la complicidad de la reina Isabel de Francia (dolida por el rechazo carnal de su esposo, que pasa las horas con Gaveston) urdirán un plan para destronar al monarca y asesinar a su amado.