En este mundo vivimos muchas personas y cada una vemos las cosas de un color, creyendo que el nuestro es el correcto y que el resto están equivocadas.
Esto es lo que les pasa a Zuhaitz y a Arbi: No entienden el punto de vista del otro y se ríen entre sí, sin darse cuenta que los defectos que han visto en su compañero, también pueden verse en sí mismos.
Pero la vida es sabia y les ha puesto a trabajar juntos, convirtiendo lo que en principio parece un problema, en un gran aprendizaje. A través del juego, el humor y el respeto, conseguirán ver un mundo de arcoíris en el que caben todos los colores e ideas.