“Como un suspiro” reflexiona sobre nuestro paso por la vida dividiendo esta en etapas que se corresponden a las cuatro estaciones. Identificamos la primavera con el nacimiento y la infancia. El verano nos muestra la luz y se convierte
en una época de plenitud y crecimiento personal. El otoño llega con la presencia del conflicto y su posible resolución, asociado a la madurez. Y, al final, siempre nos espera el invierno para que el ciclo vital comience de nuevo. Cuatro periodos alentados por cuatro sentimientos: el alivio de vivir, el deseo de ser uno mismo, el dolor del momento y la pena de la ausencia.