Todos conocemos las historias clásicas de amor, cuando pensamos en los
grandes romances que viven en el imaginario de todos y se han llevado al cine y
al teatro, necesariamente es un amor heterosexual, además de monógamo y lleno
de clichés. Rebecca y Maxim de Winter, el putero que se enamora de su esclava
sexual en Pretty Woman, Jack y Rose, y sin ir más lejos, Romeo y Julieta.
Sin embargo, hay algo en los textos de Shakespeare que los críticos literarios
catalogan como universal, una forma de escribir sincera sin ataduras de género
que Virginia Woolf llamó “andrógina”.