¿Y AHORA QUÉ?

A todos nos gusta el teatro, aunque quedarse encerrado en una sala durante la noche, puede conllevar sorpresas. En esas circunstancias, el espacio se transforma: el ajetreo del público y las compañías quedan sustituidos por la oscuridad, las puertas cerradas y el crujir de la madera del escenario. El ya de por sí poco edificante panorama se complica si te das cuenta de que no estás solo. Y del susto inicial pasas a la incomodidad, y de ahí, a la constatación de que te ves obligado a mantener una convivencia forzosa con una desconocida. Mientras os vais conociendo y buscando soluciones a una improbable salida, la madrugada avanza teñida de sorpresas, misterios e improvisados homenajes a la historia del teatro. Es entonces cuando piensas con inquietud, tras cada acontecimiento: ¿Y ahora qué?