La vida es eso que pasa entre el “yo cuando sea mayor...” y el “cuando yo era pequeña...”. Pero a veces, lo que pasa en ese intervalo es cruel, es injusto y es demasiado común, por desgracia.
Una carta precipita el destino de una mujer anónima que habla en nombre de todas aquellas mujeres condenadas a un destino que rueda por inercia a un desenlace fatal.
Esta simple carta, supone un cambio obligado, necesario, un paso difícil que muchas mujeres no se atreven a dar porque el miedo agarrota e inmoviliza. Supone una huida, posiblemente, el final de una vida que nadie merece y el principio de otra esperanzadora en la que ya pueda ser dueña de sí misma.