En el año 1485, la ciudad de Zaragoza fue el escenario de uno de los crímenes más espantosos de su historia: mientras rezaba en la catedral, Pedro de Arbués, máximo representante de la Santa Inquisición en Aragón, fue degollado a sangre fría por un grupo de sicarios armados con puñales.
Nuestra historia comienza preguntándonos por la identidad y las razones de una de las personas que asesinó al sumo inquisidor: Diego. Diego de Sevilla, antes conocido como Uriel, el hijo del zapatero. Un judío, un infiel, un marrano, cuya vida da un vuelco cuando la intolerancia religiosa y el fanatismo le arrebatan de un plumazo todo lo que tenía, obligándolo a renunciar a su fe, a su mundo y a su propia familia.