En el paraíso de la perfección no hay lugar para lo diferente y la excepción, tu deseo debe ser pertenecer al mundo homogéneo de lo perfecto. Lo perfecto es inofensivo, eterno y ejemplar, todo lo que no se ajuste a la norma debe ser anulado o escondido. La belleza premiada y aplaudida, deseable y ejemplar, sólo existe en esta esta perfección de cristal que anula la posibilidad de otras bellezas que manifiesten el desasosiego de la existencia. Si la evolución biológica nos ha dado cuerpos que nunca son perfectamente simétricos, que mutan y se transforman, el momento social presente niega su existencia, tanto en su espacio corpóreo como el supuestamente terreno libre de la creación artística.