Nunca es tarde
para aprender a sobrevivir
como dicta la cruel naturaleza
no le importa a la noche
que hiele sobre los brotes nuevos
si a cambio se escucha la música de los grillos
Se alimenta el lobro
del rojo que tiñe la lana haciendo oídos sordos
a las plegarias de las ovejas
y siempre habrá en la mañana
rocío que mate la sed
y gracias a los que han caído
también abono sobre la tierra.