Cada aventura del hidalgo tenía como fin conquistar a su Dulcinea. En realidad, todos, hombres y mujeres, cuando nos enamoramos lo hacemos de esa Dulcinea pues, de alguna forma, ella se ha convertido en la esencia del amor. Pero y Dulcinea ¿Qué piensa de todo lo que se ha escrito, dibujado e incluso cantado sobre su persona? ¿Quién invento a quién? ¿Es Dulcinea un producto del imaginario de Alonso Quijano? ¿Es él quien forma parte de la imaginación de una campesina? Yo, Dulcinea nos acerca, a través del monologo, a las aventuras del hidalgo de La Mancha pero, esta vez, desde otros ojos: los de la mujer, imaginada o real. Ahora, la palabra la tiene ella, Dulcinea, el pasado y el futuro de un mito inmortal.