Construida a través de varias cartas, Siemprevivas mantiene una correspondencia de la mujer al mundo exigiéndole un por qué.
Con el terrorismo de género a cuestas y la arrogancia de las que van a terminar con él, cuatro actrices en escena piden explicaciones como misiles en sobres a Dios, a Ibsen, a un impresentable, a todos.
A cualquiera que no nos despoje de años de sumisión y patriarcado, o sea, la misma cosa.
A cualquiera que no nos quiera libres.
A cualquiera que no nos quiera iguales.