everlasting softness propone y propicia un ecosistema blando para ejercitar la escucha de la materia y su agencia, un espacio sensorial ficcionado donde todos los cuerpos tienen la misma importancia y la materia sirve como materialización de la tercera cosa que se produce entre dos.
La práctica que se plantea implica nuestros cuerpos y su relación con materiales blandos como: slime, gelatina, bolas de hidrogel, espuma, maizena (entre otros). Elegimos estos materiales porque consideramos su relación con conceptos centrales en nuestro trabajo: porosidad, flexibilidad, afectación y mutabilidad; y con algunas características de la sociedad actual en la que nuestras vidas tienen una condición líquida, es decir, no mantienen por mucho tiempo la misma forma.