No hay que ser una casa para tener fantasmas es un espectáculo de creación escénica contemporánea basado en dos ejes fundamentales: el Aikido (arte marcial japonés) y la danza contemporánea.
Habitamos la frontera entre el dolor y el amor, la relación y la incomunicación, el dentro y el fuera, tendiendo puentes que permitan a nuestros fantasmas atravesarnos y transitar por los paisajes de nuestros cuerpos.
Confluyen diferentes maneras de abordar la lucha, la falta de aire, la caricia y la violencia. Como en la Lección de Anatomía de Rembrandt, los personajes se inclinan sobre los cuerpos para atravesarlos y examinar la materia que los componen. Y una vez allí, en la oscuridad de los rincones y corredores, la fascinación y plenitud que produce el asombro ante tan grande misterio.