Lo vivido en momentos inolvidables, perdura.
Viendo a otros artistas se aprende. Y con esos recuerdos que permanecen en la mente, se desarrollan en el corazón y se ejecutan con el cuerpo, se forma hoy, lo aprendido ayer. Ya sea en el baile, cante o guitarra.
No es volver al pasado, sino mirar al futuro, en la necesidad de crear y superarse uno mismo. Es la forma de aprendizaje que tenían los artistas, antes de los documentos visuales, antes de la era informática y de las redes sociales. Antes..., mucho antes en el tiempo. Cuando bailar era cuestión de lo visto y sostenido en tu mente, que dotaba al artista de personalidad propia. Habiendo aprendido de muchos; para llegar con sus propios recuerdos, a ser uno mismo.