Canibalismo es un contenedor de mecanismos que construye
paulatinamente, un paisaje de cuerpos que transitan por cuatro
etapas.
La pieza propone tergiversar el concepto canibalismo, abstraerlo,
reducirlo a su esqueleto y plantearlo como un canal de
comunicación.
El aparato coreográfico tiene la función de rebajar
constantemente la narrativa y significado de la escena, abriendo
las formas estéticas con el imaginario del público. Todos los
elementos escénicos son vías de transporte en un único túnel
dramatúrgico, aislando el esfuerzo de las personas dentro y fuera
del escenario en solo factor; la práctica constante de estar
presente en la pieza. Un ejercicio de introspección desde la
persona que observa y ejecuta, y la persona que observa e
imagina.