Todos sabemos que comunicarse es una cuestión simple: hablar más escuchar igual a dialogo. Pero a menudo se nos olvida una parte de este binomio, volviéndonos eje central de todas nuestras relaciones interpersonales. Yo, esta noche yo, mañana yo, en el café yo y después yo. Dictadores emocionales al mando de cada situación que acaban anulando el bienestar del otro.
Esta obra es el grito desgarrado de una mujer que ha pasado la vida siendo ese “otro”. Una mujer sola y vacía, por no sentirse querida, cuidada, ni escuchada. Pero esta propuesta escénica es tambien un acto valiente hacia la busqueda de un lugar en el mundo. Es un paso hacia el frente para hacerse visible. Una llamada de atención a esa parte de la sociedad ensimismada, aunque sin saberlo, victima de su propio ego.