La relación entre Yerma y su marido se va deteriorando porqué, aunque exista el deseo, ella no consigue quedarse embarazada. La vida pasa y la tristeza se apodera de Yerma: la nostalgia de un posible amor de adolescencia que nunca aconteció, el desencanto de las amistades que se alejan por los hijos, la pérdida de la juventud y el hogar conyugal que se convierte en una auténtica prisión. Un crudo retrato de los niveles más privados de nuestra sociedad donde se acontecen las tragedias más reales, la tragedia íntima de Yerma, la tragedia de no poder desengancharse de su propio cuerpo. Una puesta en escena contemporánea, que reflexiona sobre la fecundidad de nuestros tiempos.