Ha llegado el momento del “mutis final” para Saturnino Morales, un típico actor secundario, enfermo de tuberculosis y apartado en un hospital para pobres.
Se prepara para el instante en que “caerá el telón de su vida” y, sin embargo, no quiere despedirse del mundo sin interpretar su personaje soñado: Don Juan Tenorio. Él, que siempre hizo de criado, del gracioso…, del eterno secundario tanto en la vida real, como en el escenario, quiere “en esta postrera hora de su existencia” y, ayudado por un público imaginario que le escucha y le observa desde la oscuridad: subirse en el cartel para ser, aunque sea por una sola y definitiva vez en su vida, el protagonista, el actor principal: DON JUAN TENORIO”