París, agosto de 2002. Cementerio de Père-Lachaise. El viaje, el amor y el conocimiento. Billetes de metro, de avión, de ida y vuelta. La huida, la búsqueda, la necesidad de la memoria. Recordar es pasar por el corazón. Vino y jamón serrano. Jaraíz de la Vera. El calor de mediodía. El atardecer. Ilustres anónimos, vencedores, vencidos. 44 hectáreas de tumbas. Estatuas. El aprendizaje. La fertilidad. Sólo en el amor dejamos de ser nosotros mismos. Un viaje de la oscuridad a la luz. Porque los vivos tienen que recordar siempre lo que los muertos no pueden olvidar nunca