«Leviatán» se concibe como una experiencia sensorial inmersiva en la que el espectador desciende a la sima marina para encontrarse con la violencia metafísica que mantiene al ser humano atrapado entre el monstruo y la divinidad.
Partiendo de la cosmogonía hebrea, pasando por la razón del estado —tal y como fue planteada por Thomas Hobbes— y llegando al primitivismo de Fredy Perlman, el «Leviatán» cuestiona la jerarquía ética que somete los instintos y demoniza la animalidad del ser humano.