De formato autobiográfico, las experiencias personales se trasladan al escenario creando un lenguaje basado en la cotidianidad.
Desde la autocrítica, denuncia el individualismo extremo en la sociedad, narrando una exploración de las dualidades y pulsiones humanas donde dos personas encuentran, por un efímero espacio de tiempo, su refugio en el otro, que finalmente se esfuma como un despistado cruce de miradas en la calle.
La obra habla de toda relación humana, de cualquier tipología, en la que, por definición, siempre existe un intercambio, una exposición de uno mismo hacia la otra persona.
La cuestión es cómo encontrar ese equilibrio entre dar y recibir, confiar y no hacerlo y, sobre todo, encontrar el momento idóneo para ello. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a involucrarnos?