“La toná y la liviana son cantes para ser escuchados y no son bailables”
Antonio Machado y Álvarez “Demófilo”, Colección de Cantes Flamencos, 1881.
Afortunadamente, en la actualidad ha desaparecido ese temor a bailar cantes y músicas que hasta hace muy pocos años estaban destinados solamente a ser escuchados. Es la herencia que nos han dejado, gracias a su apertura mental, maestros míticos como el experimental y vanguardista Vicente Escudero, la genial Carmen Amaya o el genio Antonio el bailarín, que un día rompieron las reglas al bailar por primera vez “palos” que nunca se habían bailado. Y desde esa herencia construimos esta fantasía coreográfica sobre los “BAILABLES” y los “NO BAILABLES” de los siglos pasados. (...)
Rafael Estévez / Valeriano Paños