Para la artista y bailaora Sònia Sánchez el arte es un viaje al mundo de lo inconsciente, de lo más profundo. La obra es un retorno al consciente; y el artista es el punto que los une.
La bailaora invoca al flamenco y a la danza japonesa butoh, creando un ritmo mucho menos acelerado al del flamenco tradicional. En Le Ça los movimientos son meditados cuando Sònia encuentra la expresión a través del butoh, y más impulsivos cuando hace uso del flamenco.
Le Ça nos invita a un viaje a las pulsiones del inconsciente. Las partituras se rompen para ser reconstruidas en el momento", dando pie a sonoridades nuevas con el taconeo y movimientos amorfos que rompen las barreras de la estética convencional.