Seducido por una enigmática mujer, un bailarín adolescente danza a su paso y queda poseído:
"¡Ay, le dí mi vida a una dama,
que yo no sabía quién era
aquella dama tan blanca!"
El primer abrazo y la novedad de lo prohibido; y luego, la danza de la Dama Blanca encadena al bailarín y le atormenta en sueños:
"¡Ay, que yo no lo sabía,
que su alma era tan negra
como la noche más fría!"
Al compás de la guitarra, el cante, la percusión y las palmas, la dama y el bailarín danzan el drama de la libertad y la esclavitud.