Dicen que los que tienen el síndrome de Diógenes son enfermos, o están locos.
Dicen que lo hacen porque están demasiado solos.
Dicen que a lo que acumulan no le dan ninguna utilidad.
Dicen que la basura es solo basura.
Que todo lo que se tira ya no sirve.
Eso dicen.
Y tal vez Diógenes sea un loco, o esté enfermo.
Tal vez esté demasiado solo.
Pero solo él tiene la fórmula para dar vida a lo que coge del suelo.
Sentido del humor, una puesta en escena trepidante, el juego creativo de la transformación de objetos, entre el absurdo y lo surrealista, entre el teatro-danza y el clown, entre la carcajada y el nudo en la garganta, entre la locura y la cordura.
Y todo esto movido por el viento de la llanura manchega que hace girar los molinos como si fueran el engranaje de esta máquina teatral.