De la importancia de este autor, nacido en Toledo, según se dice de resultas de alguna pendencia, nos informa, no sólo el reconocimiento que le tributó el público de su época, la amistad que le dispensaron sus propios colegas, las refundiciones que de su obra hicieron autores extranjeros sino que su teatro represente, como integrante de la escuela establecida en torno a Calderón, el paso de los corrales de comedias a las fiestas reales.
Ruiz Ramón subraya sus cualidades: “Su sentido para lo grotesco, sus dones de preciso observador de los aspectos cómicos de la realidad, su habilidad para tramar enredos, su capacidad de síntesis en la plasmación de situaciones, el dominio de la mecánica teatral y su palabra dramática rica de equívocos y de agilidad”.