El tango es un viaje al otro lado, caminito sin vuelta de un arrebato sentimental.
Nostálgico y nocturno, el tango se instala en cualquier parte, llevando su pasado
porteño allá donde se escuche. En Salamanca, un bandoneón,
un piano, un contrabajo y una flauta han tocado este viaje una y otra vez, durante 16
años, innovando el clásico con sabiduría, respeto y pasos
certeros, renovando en su melodía las canciones del pasado sin apearse del origen.
Por la música de Tango Zero viaja el ajetreo del arrabal, el
chamuyo del vendedor de periódicos, el calor de la romería con todo su elemento
maleante. Cada linea del pentagrama es un viejo camino que se
transforma...
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